Terremoto en Manfred: Llegó Silvia

Cuando me pidieron que escribiera mi presentación, me fijé en las de mis compañeros/as para tenerlas como guía y me dio mucha envidia ver que todos podían arrancar este texto hablando de dónde son y sacarle chicha. De Sevilla, de Galicia… ¿Qué voy a decir yo de Madrid? Que sí, que es estupendo, pero supongo que el cómo llegué aquí no es relevante porque, en fin, aquí estuve siempre. Eso sí, y que conste en acta, ¡gracia y salero tengo los mismos que si fuera de Andalucía entera! 🙂 

Y, por si sirve de consuelo (a mí, al menos)… tengo pueblo. Lo siento mucho por los que no lo tengáis, porque hay pocas cosas mejores que eso. Así que, además de ser de Madrid, soy palentina de corazón y eso es algo que llevo muy dentro.

Quién soy

Estudié Pedagogía en ‘la Complu’ motivada por una conversación. De adolescente, hice un voluntariado y tuve la oportunidad de conocer a una pedagoga interesantísima y de ver cómo era su trabajo. Me cautivó a la primera. El voluntariado trataba de cuidar a los hijos de las presas de Aranjuez y fue una experiencia maravillosa, en parte por la carga emocional de hacer algo así y de tener la oportunidad de ayudar, y en parte porque (ojo, que aquí va otro dato sobre mí) me encantan los niños. Así que me licencié en Pedagogía con toda mi buena intención y, al acabar… bajón. No sabía muy bien ni a dónde ir, ni qué hacer con mi vida. Supongo que nos pasa a muchos.

Tras distintas prácticas en diferentes empresas fui encontrándome a mí misma, en mi salsa. Vi que ‘lo mío’ era el mundo de la selección porque soy muy habladora (sorry, not sorry) pero me gusta aún más escuchar. Si estuvieran aquí mis amigas lo achacarían a que soy una cotilla sin límite alguno, que también; pero, llevado a este terreno, confieso que me encanta que la gente me cuente sus historias, sus experiencias, su vida… Y eso lo llevo a otros tantos ámbitos: soy muy, muy curiosa. Me gusta entender bien y a fondo el por qué de las cosas, así que no os asustéis si alguna vez os hago alguna que otra pregunta de más: es para montarme bien ‘mi peli’.

Pero hablemos de vicios. Yo, confesables, tengo dos: la pizza y la cerveza. Desde hace un año adoro el boxeo (supongo que para compensar tanta pizza y tanta cerveza) y desde siempre he sido bastante payasa en general. Adoro viajar y, como bien sabéis ya a estas alturas, adoro mi pueblo, mi pequeño lugar de paz en la montaña palentina. Estáis todos invitados, solo faltaba, porque entre mis misiones de vida está también el reivindicar que ¡Palencia existe! (Me vengo arriba, me vengo arriba).

Cómo he acabado en Manfred

La experiencia que más me marcó trabajando fue en la empresa Robert Walters, donde coincidí con dos muy buenos amigos, Marta y Jose. Tras casi tres años en el equipo IT llevando perfiles de desarrollo, sentí que quería probar otro camino así que, como también me va bastante la marcha, en pleno Estado de Alarma recién instaurado, COVIDgedón mediante, decidí aceptar un proyecto en Banco Santander. Y menos mal que lo hice: fue una suerte de trabajo donde pude ver otros muchos perfiles muy diferentes y aprender mucho.

Pero ahora viene lo bueno: el gran reto de ser Manfredita. O Scout, más bien, ayudando a todas aquellas personas a ser escuchadas y entendidas para buscar un lugar donde trabajar a gusto y donde ser felices. Sé que esto es fácil de decir, pero difícil de lograr aunque, bueno, yo puedo decir que creo que lo he encontrado 🙂

Espero que con la experiencia que he ido reuniendo en este ‘viaje’ por el mundo del recruiting, con mi energía (a veces agotadora, os pido paciencia) y desparpajo, pueda aportar mi granito de arena a este pedazo de equipo del que ahora formo parte. Y espero poder aprender millones de cosas de todos vosotros. De eso no tengo ninguna duda. ¡Vengo con muchas ganas!

Podría estar hablando de mi libro mil horas más (cuerda no me falta), pero prefiero que nos vayamos conociendo. Eso sí, podéis localizarme en mi email, en mi perfil de LinkedIn y en mi cuenta de Twitter. Lo dicho: nos vemos en cualquier terraza de Chamberí 🙂