Hola Mundo: soy Marina
Cuando eres la avis más rara, contar quién eres.. ¡se complica! Pero después de varias insistencias y por favores, no podía retrasar más el momento de presentarme así que lo voy a intentar 🙂 Me llamo Marina y soy la nueva manfredita (sí, esa de la que se decía en Twitter que pedía por favor que no le comprasen un Mac).
Soy la oveja madrileña de la familia y de Chamberí, más castizo no lo había, pero toda mi familia es de León, y a pesar de no ser gallega como el resto del equipo, han decidido aceptar León como quinta provincia. El acento todavía no lo tengo, pero todo es ponerse.
Todo es ponerse. Ese podría ser un buen resumen de mi vida. Empecemos por el principio, raro principio, pero principio porque cuando te plantas delante de la preinscripción de la universidad y las dudas incluyen ¿Económicas o Bellas Artes? Ya se intuye que tu vida no va a ser lineal, pero ¡no lo vi venir!
Quién Soy
Estudié empresariales, y al acabar la carrera tuve la oportunidad de hacer prácticas en un banco. Estas prácticas se convirtieron en 7 años de mi vida, en los que desarrollé trabajos operativos, comerciales y organizativos.
Quizás porque soy muy despistada y eso hace que tenga que encontrar soluciones rápidas, lo que más me gustaba era arreglar problemas. Ante los imprevistos que surgían en el día a día, en vez de tirarme de los pelos me encantaba ponerles remedio.
La idea de la oposición empezó a rondarme la cabeza. (que levante la mano quien nunca haya pensado en opositar), pero por el camino -ironías del destino- apareció ante mí la oportunidad de emprender con un proyecto como AmorSocks, una marca de calcetines en la que podía plasmar mis propios diseños y aprender mil cosas que nunca me había planteado: procesos de fabricación, materiales, formatos de diseño.. todo nuevo. Llamádme loca, pero me pareció mucho más tentador hacer suaves y originales calcetines que opositar.
El Cambio
La vida a veces te baja un poco al fondo antes de resurgir por completo. Tras una pequeña hecatombe personal, parecía que ningún rumbo de los que había tomado llegaba a llenarme por completo. Empezaba a quitarme la idea de que las habilidades digitales no eran lo mío y había aprendido programas de diseño gracias a AmorSocks. Y un día, filosofando en la playa con una amiga me dijo : “¿Oye, por qué no pruebas a entrar en Adalab?”.
Para los y las que todavía no conocéis Adalab, es un programa intensivo enfocado a Front-End, exclusivo para mujeres, con la intención de luchar por aumentar la presencia femenina en el sector informático. Así que allí aparecí yo, con mis mejores calcetines y muchas ganas de renovarme.
Gracias a esta decisión, no solo he aprendido código, metodologías o buenas prácticas ¡he descubierto el sector y su Comunidad! Para los que creéis que es lo normal... los que venimos de fuera, podemos deciros QUE NO. Es alucinante el nivel de implicación de todo el mundo.
Cuatro meses después, tras mucho sudor y código, puedo decir orgullosa que soy programadora frontend... ¡y manfredita! Porque como el mundo es así ¿adivináis cuál era la empresa que propuso el proyecto que desarrollaba mi equipo al final del curso? ¡Manfred! Trabajar con ellos fue genial y por lo visto... no lo pensé solo yo, porque aquí estoy presentándome 😉
Es difícil que un curriculum pueda resumir una trayectoria vital, pero si hay uno que pueda conseguirlo es el Manfred Awesomic CV, que he generado con el proyecto que hicimos conjuntamente adalabers y manfreditas.
Lo dicho ¡encantada!. Si queréis contactar conmigo siempre podréis hacerlo a través de mi correo de Manfred y, también, en Twitter.